lunes, 18 de febrero de 2008

Dos en la ciudad.

Siempre creí que Buenos Aires sería una ciudad perfecta, tú sabes a que me refiero, perfecta para nosotros dos, allá nadie nos conocería y podríamos cantar esa canción que te gustaba tanto "Dos en la ciudad" de Fito Páez. Pero no pasó ni pasará.

Ni tú irás a Buenos Aires, ni yo iré contigo. Así resultaron las cosas o también puede ser, que así las planeaste. A estas alturas ya sé pocas cosas, sobre todo acerca de ti. ¿Porqué siempre insistías con la idea del misterio hacia tu persona?, pedirte el número de celular fue realmente un triunfo y tanto recelo que mantenías con la música que escuchabas, creo que eso sólo mostraba tus ataques de inmadurez, a pesar de tus años.

Quizás, la vida nos ha tocado distinta, en realidad, no sé, nunca lo he entendido y creo que pasará mucho tiempo hasta que lo entienda. Prefiero no tener sentimientos hacia ti, opté por eso, creo que es lo más sano, no te quiero ni te odio. Por lo mismo no insistí en llamarte menos que nos juntáramos de nuevo. Aunque, creo, lo pasábamos bien. Pero prefiero afirmar que sólo yo lo pasaba bien, tú no sé.

Creo que en realidad nada fue malo contigo el problema vino después, el hecho de no sentirte cerca en momentos que podrías haber estado, fue un problema que trajo consigo la melancolía. Pero no te preocupes, no creo que lo hagas tampoco, nunca estuve al borde del suicidio ni nada por el estilo. Si fuera así no tendría razones tú nunca me prometiste algo, ni serio , ni informal sólo el libre flujo de la energías. Está bien, supongo.

Aunque no lo pase bien a ratos, ahora puedo mirar el pasado y encender un cigarrillo de menta fumandolo con tranquilidad y sin rencores. Lo declaro sinceramente. Porque si analizamos lo que pasó entre nosotros nunca tuvo ni patas ni cabeza. Pero bueno pasó, no te juzgo y espero tampoco lo hagas conmigo.

Fue un gusto, podría haber sido un placer. Pero se necesitan dos para el tango.