Vengo de vuelta

Con esto de hacer resúmenes de lo bueno, lo malo y lo feo acerca del año que se va ( ahora que se tiene tiempo) una se pone a pensar y rememorar momentos vividos. Independiente de las sensaciones causadas en el momento e incluso las que permanecen en el tiempo, como dicen por ahí lo bonito y lo importante, por lo menos para mi, es qué podemos sacar de moraleja en esta fábula de la vida.

Lo que más me ha llamado la atención, es la reiteración de los sucesos,lo cíclico, que surgen de manera espontanea, que creo que si lo hubiese deseado no me resulta. Este año bisiesto comenzó con un viaje lleno de sorpresas, que tuvo de todo, pero donde se pasó muy bien independiente si hubiese o no, dinero o implementación. Tampoco pase hambre, pero la consigna era aperrar y gozar de los placeres del viajero.

Y esta semana, parto nuevamente, a una travesía con la misma compañera-amiga y con las mismas ganas de conocer y disfrutar. Evidentemente, para tener algo que contar a los nietos y no piensen que su abuelita era una fome bióloga que en realidad, a lo único que se dedicó fue a estar encerrada en un laboratorio. Claramente no es así.

Todo lo anterior, me lleva a recordar una película donde el personaje principal, señala : "Nuevamente voy en un viaje, pero esta vez no voy arrancando". Creo que esa podría ser la frase en esta ocasión. Las circunstancias en que hoy lo hago son distintas, por fortuna, tengo mayor acumulación de sucesos vividos lo que va en dirección directa a una experiencia. Claro, un adulto que me escuche podría decir : "Y esta pendeja, que sabe". Sólo es una sensación, que si alguien no quiere entenderla jamás lo hará por más técnicas de persuasión que utilice.

Conocí a diversas personas, se amplía el universo, la tolerancia y los gustos. Se reafirman convicciones y modos de vida. Se descubren,construyen y desarman otras personas. Forma parte del juego, porque si no fuese así, no habría enseñanza por ende no quedaría nada de experiencia.

Se crea conciencia, se tiene cuidado, ya no se entrega todo a primera de cambios, se funda un miedo. Donde la idea no es que crezca en forma exponencial, sólo se mantenga, y ante nuevas personas o creencias se baje la retaguardia. Para conocer sin prejuicios, que puedan causar una visión cesgada.

En diferentes conversaciones, me he encontrado con seres que plantean que los viajes pueden ser una vía de escape : a la monotonía, un suceso que causa daño, en simple, un cambio. Que puede ser o no radical, dependiendo de las intenciones que se tenga. O como una suerte de bebida energética para los planes que se tengan para el futuro.

En mi caso pretende ser una Red Bull a la vena, para lo que se viene. Proyectos donde se pone corazón, fuerzas y mente para que tengan buen puerto. Lo anterior, también aparece como una reiteración, vuelvo a la actividad política-social. Es curioso como tira las cosas que resultan de interés. Se regresa y cae, nuevamente. Es tropezar con la piedra y no contento con eso, llevársela para la casa para seguir topando con la misma piedra.

Se hacen planificaciones para el año que viene, pero una parte escondida de mi cerebro quiere que sigan ocurriendo sucesos de los que estuvo repleto el 2008, inesperados. Y claramente, de mucho más viajes.